RED LATINOAMERICANA DE COALICIONES AMBIENTALES
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EL CONSORCIO CARCHI

Un espacio para aprender y actuar en favor de la conservación de los páramos del Norte del Ecuador(1)

por Susan V. Poats(2)




(1) Una versión resumida de este trabajo va a ser incluído en un libro sobre páramos en Ecuador, que será publicado al final de 2001 por el Proyecto Páramo, un esfuerzo colectivo de la Universidad de Amsterdam, EcoCiencia y Instituto de Montaña-Perú, y financiado por el Gobierno de Holanda.

(2) Antropóloga y directora del Proyecto MANRECUR, Fundación para el Desa-rrollo Agropecuario-FUNDAGRO, Quito, Ecuador. Financiado por el Centro Internacional de Investigación para el Desarrollo-CIID, Canadá. Email: spoats@impsat.net.ec



INDICE



INTRODUCCIÓN


La escala y complejidad del manejo sostenible de los recursos naturales al nivel de un paisaje socioambiental, definido como una cuenca crítica y sus usuarios de agua, una área protegida y su zona de amortiguamiento o un agroecosistema, requiere la colaboración y participación de múltiples actores y grupos de interés, tanto locales como extra-locales. Se reconoce que no puede ser la tarea de una sola agencia, privado o público. También se están reconociendo que las propuestas de manejo para los recursos de tales sistemas complejas solo van a ser implementadas si están involucrados los y las usuarios/as en su identificación e elaboración.

Desde todos los rincones del mundo se están promoviendo la creación de agrupaciones de actores en coaliciones, consorcios, alianzas o asociaciones para poder fomentar procesos colectivos de conservación y manejo de los recursos naturales. Personas involucradas desde la conservación como del desarrollo están reconociendo un valor en tales agrupaciones. Sin embargo, no existe mucha claridad en cómo se están organizando estas agrupaciones y cuáles han sido los resultados y logros hasta la fecha. Podría decir que se promueven estas acciones basándose más las creencias en su efectividad de que en evidencias concretas de resultados positivos. Una organización internacional que trabaja en la conservación, The Nature Conservancy, notó recién que la construcción de coaliciones es una herramienta esencial para agentes de conservación y necesaria para garantizar la posibilidad realista de éxito a largo plazo. Sin embargo, como reflexionan Fisher, Russell y Ericson (2001), "la experiencia con grupos colaborativos es mixta...existen mucho críticos vociferes de los procesos y hay muy pocos analices comparativos o objetivos de la experiencia internacional con coaliciones para la conservación" (traducción del inglés por la autora).

El objetivo de este artículo es contar la historia de una de estas agrupaciones, el Consorcio Carchi, que opera en las alturas de los Andes del Ecuador, justo en la zona fronteriza con Colombia. El Consorcio tiene casi ocho años de formación y ha tenido una evolución interesante desde un grupo de científicos intercambiando resultados de sus investigaciones a lo que es hoy: una agrupación formal de múltiples actores para el aprendizaje y acción dentro de la subcuenca del Río El Ángel y su zona de uso de agua.

Es importante notar que el Consorcio Carchi no se formó para la conservación de los páramos, ni tampoco es una agrupación solo para promover la conservación, sino que agrupa personas interesados en producción y desarrollo también, desde todos su ámbitos y posibilida-des. Sin embargo, por ser ubicado dentro de una subcuenca que empieza en los páramos de Carchi, y que obtiene su subsistencia fundamental de las aguas generadas por los páramos, el tema de páramo ha sido uno que ha atravesado toda la historia del Consorcio.



¿QUE ES EL CONSORCIO CARCHI?


El Consorcio Carchi es un esfuerzo multiinstitucional y multidisciplinario de organizaciones públicas y privadas, con intereses y acciones en la ecorregión de la subcuenca de Río El Ángel y su área de influencia y uso de agua, ubicada en la cordillera andina norte del Ecuador.

Junto con numerosas comunidades locales, los miembros del Consorcio trabajan en forma libre e independiente en sus acciones y proyectos, pero coordinadamente para conseguir un objetivo común: "Mejorar las condiciones de vida de los habitantes de la subcuenca del Río El Ángel, en el marco de un desarrollo sustentable, aprovechando experiencias similares y fomentando la cooperación andina" (Poats et al, 1998).

El Consorcio promueve la investigación, capacitación, desarrollo humano y local, y el diseño y promoción de políticas que promueven la protección y uso adecuado de los recursos naturales para mejorar el bienestar e equidad de la población de la cuenca. Los/las participantes del Consorcio reúnen mensualmente, en lo que llamamos la mesa de concertación, lo cual es el mecanismo de funcionamiento del Consorcio Carchi. A través de las reuniones de la mesa se coordinan varias de las actividades de las instituciones, organizaciones y proyectos que conforman el Consorcio.

El Proyecto MANRECUR de FUNDAGRO provee la facilitación del Consorcio. En esta actividad el Proyecto colabora con el Municipio de Espejo que aporta con las oficinas, comunicador social, teléfono y otros servicios en su sede en El Ángel que sirven para el buen funcionamiento del Consorcio. También colabora la Dirección Provincial del Ministerio de Agricultura y Ganadería, proveyendo otro espacio físico para el funcionamiento del Consorcio y de MANRECUR a través de un convenio para el uso de oficina en el centro de mecanización en la parroquia de San Isidro, en el cantón Espejo, a 5 km de la sede municipal.



¿DÓNDE TRABAJA EL CONSORCIO?


El Consorcio Carchi tiene su foco de atención principal para el análisis y acción en la ecorregión comprendida por la subcuenca del Río El Ángel y su área de influencia y uso de agua.. Esta área comprende los páramos entre los 3600 a más de 4000 msnm, donde tiene su inicio el Río El Ángel, hasta las orillas del Río Chota a 1500 msnm donde desemboca el río y forma parte de la cuenca del Rió Mira.

Los páramos de la ecorregión ocupan 34,272.5 ha y están clasificados en tres tipos de páramos: páramo con frailejones (31.908,5 ha), páramo cenagoso (1.894 ha) y páramo inundado (470 ha) (Medina et al 1998). La parte más intacto de los páramos está dentro de la Reserva Ecológica El Ángel que abarca 15.715 ha. Esta reserva, declarada en 1992 , es parte del sistema nacional de áreas protegidas y administrado por el Ministerio del Ambiente a través de un jefe de área y los guardaparques (MBS 1994). La categoría de "reserva ecológica" implica que no se permite actividades humanas dentro del espacio de la reserva. Sin embargo, como la reserva fue impuesta sobre las propiedades particulares de hacendados y numerosas comunidades, se puede decir que cada metro cuadrado tiene nombre y apellido. Esta situación crea conflictos entre los intereses del estado de proteger el espacio y las demandas de los dueños (quienes no fueron indemnizados por sus propiedades) para usarlo.

Los páramos del Ángel funcionan como un gran colchón de agua para la subcuenca. El agua es recogida de las lluvias y la neblina por las plantas del páramo, con sus estructuras tan especializadas para capturar el agua y es almacenado en los suelos negros profundos para ser liberado, poco a poco, a través de una densa red de quebradas y riachuelos que luego abajo forman el Río El Ángel. Sin embargo, no todo el agua que nace en los páramos sigue su curso natural.

Desde los siglos pasados, la gente nativa de la zona, y los colonizadores e inmigrantes quienes les han seguido, han transformado los cursos de agua en una red de más de 40 canales y acequias, para riego y consumo humano. Esta red lleva el agua fuera de la cuenca natural, para regar las tierras secas de las zonas media y baja de la subcuenca propia y las laterales fuera de la subcuenca. Estas poblaciones de usuarios de agua están hoy agrupadas en las comunidades de tres municipios. Espejo ocupa casi la totalidad de la zona alta y los páramos. Las zonas media y baja están dividido en dos partes políticos: Bolívar toma el margen izquierda del Río El Ángel y Mira, la margen derecha. Todas las poblaciones de la cuenca y su área de influencia dependen de una manera muy crítica de los recursos del páramo, sobre todo, el agua.



EL CONCEPTO DE CUENCA DEL CONSORCIO


Es importante subrayar aquí que la definición de la subcuenca que utiliza el Consorcio parte del concepto tradicional de cuenca, en donde se trabaja desde el punto de vista biofísico. En cambio, nosotros promovemos un concepto de cuenca holístico, en el cual se interrelacionan dinámicamente el conjunto de elementos biofísicos que se encuentran en un territorio delimitado por la propia naturaleza y las interrelaciones humanas-sociales que nacen por la utilización del agua, como un recurso integrador de los y las interesados/as tanto para su consumo humano y animal cuanto a su uso para riego y fines industriales.

Nuestra definición, basado no solamente en criterios geográficos, es la búsqueda de una lógica socioecológico o socioambiental donde se puede relacionar y trabajar con la población y sus recursos. Pensamos que es importante subrayar que esta definición no parte de un interesado (la gente) o el otro (los recursos) sino que implica un proceso de definición conjunta, donde la geografía natural de una unidad de recursos es redefinida de acuerdo a los usos, conocimientos, conflictos, amenazas, transformaciones, derechos y prioridades que imponen los usuarios e interesados ("stakeholders").

La interrelación social con los elementos biofísicos a lo largo de la historia de la humanidad, hasta la actualidad, ha sufrido rupturas por las inequidades en la distribución, el uso y la forma de manejo. Las instituciones quienes conforman el Consorcio consideramos como prioritario, en el trabajo de buscar un manejo apropiado de la subcuenca, mantener una estrecha interdependencia funcional entre la presencia y sostenibilidad de cualquiera de los recursos o elementos existentes. El hecho de intervenir en un solo elemento o en un sistema aislado de los demás, rompe el equilibrio y afecta la cantidad y calidad de producción, la sostenibilidad de los recursos naturales y el equilibrio de la vida humana.

También, reconocemos que se rompe el equilibrio cuando unilateralmente privilegiamos el aspecto técnico y biofísico, o el económico, en detrimento de otras dimensiones. Es por eso que en la subcuenca, apoyamos la construcción de un proceso en el que se privilegia la conservación ambiental con productividad humana con rentabilidad y equidad de género, generación y etnicidad. Para ello, el trabajo comprende dos ejes a diferentes niveles efectuados simultáneamente. El primero es desde el individuo, la familia, la organización y los gobiernos locales para llegar a concretar el trabajo en el ámbito de la subcuenca. El otro es un trabajo desde la unidad de la subcuenca con una mirada a sus políticas, su funcionamiento, sus aspectos macros, y en comparación a otras unidades a escala nacional. Mantenemos una fuerte interrelación entre los dos niveles de análisis y acción. Apostamos a que la conexión entre los dos niveles de trabaj o es justamente lo que va a propiciar lo que llamamos el "pensar como cuenca" entre los y las interesados/as involucrados en el futuro de la subcuenca del Río El Ángel y su zona de influencia.

Nuestra ecorregión de la subcuenca del Río El Ángel y su zona de influencia abarca hoy unos 55,000 ha y comprende una población de unos 23,000 habitantes, todos conectados en un sistema de uso y manejo de agua. Hemos puesto limites a un sistema que si reconocemos que tiene relaciones jerárquicas hacia más arriba, y lateralmente hacia otros sistemas paralelos. Sin embargo, está comprobando su utilidad como unidad apropiado en cuanto a cuestiones de análisis y en provocar la participación local en su entendimiento, manejo y desarrollo.



LA EVOLUCIÓN DEL CONSORCIO CARCHI


La evolución del Consorcio Carchi puede ser dividida en tres fases. Presentamos una breve descripción de cada fase y los diferentes procesos de aprendizaje sobre el páramo dados en cada uno.

Fase I: 1992-1995

El trabajo actual en la subcuenca es parte de un proceso de investigación y desarrollo que empezó hace casi 10 años en el Cantón Espejo con actividades de FUNDAGRO a través de su proyecto de Investigación, Extensión y Educación (IEE), financiado por USAID. Enfocado inicialmente en trabajos de asistencia técnica y educación sobre sanidad animal para pequeños productores de ganadería de leche en las áreas de pastoreo particular del páramo fuera de la reserva, estos esfuerzos de investigación evolucionaron hacia una exploración detallada del sistema de producción leche/pasto-papa que predomina en las áreas intervenidas del páramo de la subcuenca (Arce et al. 1993). Esta gira fue el inicio de una mirada hacia los páramos de arriba y la reserva porque es precisamente el sistema de producción pasto-papa que pone presión sobre el páramo al empujar la agricultura más arriba.

Aunque todavía de manera liviana, se empezó a expresar una preocupación entre los investigadores del proyecto, agrónomos principalmente, por los efectos negativos de convertir el páramo en agricultura y por ende disminuir el agua que produce.

Otro hecho importante resultante de la investigación en leche-papa fue reunir a FUNDAGRO con INIAP, CIP y el Centro Agrícola de Espejo por sus intereses comunes en la producción de papa y de pastos. Empezaron a intercambiar experiencias e información sobre los sistemas y esta colaboración fue la primera semilla para la construcción del Consorcio.

En 1992, se creyó el Consorcio para el Desarrollo Sostenible de la EcoRegión Andina o CONDESAN, con apoyo del Centro Internacional de Investigación para el Desarrollo (CIID-Canadá) y el Centro Internacional de la Papa (CIP) en Lima, Perú. CONDESAN funciona como un consorcio abierto incluyendo instituciones socias de Venezuela hasta Chile, con el apoyo de coordinación desde CIP-Lima. CONDESAN propició un poco de financiamiento a los países miembros para iniciar actividades de red en los ámbitos nacionales como resultado de las reuniones de organización en Lima. FUNDAGRO fue seleccionada para iniciar la coordinación en Ecuador, a través del proyecto IEE y la red de pastizales andinos, REPAAN, el último también apoyado por el CIID. El líder de nodo CONDESAN-FUNDAGRO empezó a reunir a los profesionales del Ecuador quienes habían participado en las reuniones en Lima para intercambiar ideas y para identificar un sitio de interés común para efectuar trabajos a largo plazo de investigación para el manejo sostenible de recursos naturales. El mismo proceso de identificación de un sitio base o piloto también procedió en los otros países de CONDESAN.

El grupo, que en este momento incluyó a profesionales de FUNDAGRO, del Ministerio de Agricultura (MAG), del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIAP), la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y el equipo de investigadores de CIP en Ecuador, inició un proceso de identificación de un sitio piloto con interés común entre el grupo. Sin tener experiencia ninguna en cuencas, el grupo se inclinó, de manera casi intuitiva, a querer utilizar una cuenca como unidad de análisis y acción, o el contexto ideal del desarrollo sostenible. Se consideró varias cuencas como posibilidades, pero al final, decidieron enfocar el trabajo en Carchi, inicialmente en las zonas parameras y altas del Cantón Espejo para poder aprovechar de investigaciones e experiencias ya adquiridas en la zona por casi todos los actores inicialmente interesados. La lógica fue que sería mejor empezar donde ya existía información, y luego contextualizar nuestro trabajo en la cuenca pertinente.

Hecha la selección de sitio común de trabajo, en 1994, el grupo empezó a reunir para intercambiar información y resultados, y al mismo tiempo, a conocer la cuenca que abarcaba el sitio. Ninguno de los participantes tenía fondos para invertir específicamente en nuevos trabajos; en cambio lo que hicieron era modificar o extender actividades existentes para acomodar la nueva colaboración. En este tiempo, lo que aglutinaba el grupo fue una experiencia común en participar en la formación de CONDESAN en el ámbito internacional y por ende, estar participando en las discusiones y debates internacionales sobre las definiciones del desarrollo sostenible y el manejo de recursos naturales e agrícolas.

También hubo un interés común en el sitio geográfico. Casi todos los involucrados en este momento tenían sus residencias en Quito, pero viajaban con frecuencia a Carchi, y tenían investigadores jóvenes o técnicos de campo radicados en la zona de trabajo. Se empezaron a encontrarse casualmente en Carchi para compartir momentos o visitas de campo. Uno de los aglutinantes más importantes en este momento fueron los lazos de amistad personal y profesional entre todos. No éramos realmente una agrupación de instituciones, sino un grupo de profesionales con un interés común. Desde estas primeras reuniones, aunque llevados de manera irregular, se fue creyendo un compromiso personal con el trabajo, y un acuerdo entendido de que si quisiéramos lograr algún resultado, en nombre de desarrollo sostenible en esta cuenca, que apenas conocíamos en este entonces, íbamos a tener que trabajar a largo plazo. Este compromiso fue lo que empezó a formalizar el Consorcio.

En 1994, el grupo tuvo una reunión de intercambio en Quito que fue muy importante en cuanto a su dirección futuro. Se acordó que todos tenían interés en seguir como grupo en buscar una forma para trabajar juntos en Carchi. Pero, reconocieron la necesidad de tener mayor apoyo financiero para poder ampliar y concretar los trabajos. Parte del grupo propuso crear un proyecto macro, con el propósito de incluir a todos los intereses y posibles acciones de investigación bajo un solo fuente de financiamiento, todavía para ser identificado (y convencido.) Querían proponer que una de las instituciones involucradas sea la que administre los fondos conseguidos y repartir a los demás involucrados. El resto del grupo, influenciado por el conocimiento de unas experiencias de alianzas informales en Cajamarca, Perú y en el valle de Cauca en Colombia, argumentaron para otro tipo de organización y apoyo económico. Propusieron, en vez de un solo macro proyecto, crear proyectos desde las instituciones interesados, financiarlos de manera independiente, y aliarlos en un Consorcio abierto. La idea era que cada uno podría mantener su autoridad e autonomía institucional, junto con sus costumbres o cultura institucional, pero negociar acuerdos y actividades conjuntas a través del establecimiento de una mesa de concertación. Este término fue prestado de la experiencia del municipio de Cajamarca en organizar las instituciones locales para conformar un plan de manejo local. Pensábamos que reflejaba de manera muy concreta nuestras intenciones de trabajo.

La propuesta tuvo una buena acogida y desde entonces, el grupo se conformó en el Consorcio Carchi-Ecorregión Río El Ángel. Se formó una sede operativa muy pequeña del Consorcio en la ciudad de El Ángel, utilizando primero las oficinas del Centro Agrícola como base. En vez de reunirse en Quito, el grupo, todavía de manera irregular, empezó a tener sus encuentros en Carchi. Dicen que una buena iniciativa actúa como imán y atrae otros esfuerzos similares, y esto fue el caso en esta fase. Por los contactos de cada uno, de manera informal, se fue comunicando la conformación del Consorcio, como un grupo de investigadores asociados, y otros investigadores se arrimaron al esfuerzo por tener un interés o actividad afín. Investigadores sobre los suelos de los páramos, del ex ORSTOM (actualmente el Instituto de Investigación y Desarrollo, IRD, de Francia) conectaron al Consorcio. También, científicos del Instituto Internacional de Manejo de Agua (IWMI), técnicos del proyecto PROMUSTA del CARE-Ecuador activos en el Cantón Bolívar y del PRONADER del Ministerio de Bienestar Social activos en la unidad de desarrollo integrado de Espejo-Mira empezaron a participar en las reuniones de intercambio. También, otras instituciones con interés en proyectos de crédito agrícola o microempresarial tendieron puentes con el Consorcio con la finalidad de poder contar con bases de investigación para lanzar actividades productivas. (Por ejemplo, el Proyecto FAO de apoyo microempresarial.)

En cuanto al páramo, no hubo en esta fase una atención explícita. Al intercambiar experiencias y resultados de investigaciones sobre los sistemas de producción, se mencionaba el páramo, pero sin mayores detalles. Sin embargo, se empezó a construir el conocimiento del Río El Ángel, y se reconoció que era en verdad una subcuenca, parte de la cuenca grande del Río Mira, y se empezó a tejer las conexiones entre los páramos arriba, los cursos de agua, naturales y construidas, y las zonas de escasez de agua en las partes bajas. No hubo ecólogos o conservacionistas experimentadas en el grupo. No hubo paramólogos tampoco. En este entonces, relacionado al páramo, éramos como los ciegos analizando el elefante.

Durante 1995, los involucrados principales del Consorcio hicieron los esfuerzos de concretar proyectos directamente relacionados con la subcuenca. FUNDAGRO-CONDESAN, en colaboración con el MAG, hizo un proyecto para investigar los sistemas productivos de la zona alta con intención de modelar las relaciones para optimizar las opciones de producción (Proyecto MANRECUR I, financiado por CIID). Este proyecto incluyó fondos explícitos para coordinar los esfuerzos interinstitucionales del Consorcio. FLACSO, en colaboración con otros socios de CONDESAN en Perú, consiguió fondos para explorar de manera preliminar las políticas nacionales con respeto a los recursos naturales y su implicación para la subcuenca (Proyecto PIDER). CIP, en colaboración con INIAP, Universidad de Montana y Universidad de Wageningen, elaboró un proyecto de investigación sobre los suelos andinos (Proyecto DIME-NOR) y una relación de investigación con fondos adicionales con el CRSP-Suelos y el CRSP-IPM, ambos financiado por USAID a través de distintos consorcios de Universidades de los USA.

FLACSO elaboró una propuesta conjunta con la Universidad de Pittsburg y EcoCiencia para construir una base diagnostico sobre la subcuenca. El Proyecto, denominado "Población, Uso de la Tierra, Consumo de Agua y Medioambiente: una exploración comparativa de las interrelaciones, competencias, conflictos y alternativas en el norte del Ecuador" o Proyecto CAR-CHIPOP. La propuesta fue financiada por la Fundación MacArthur, de los Estados Unidos, y constituyó en la fuente de múltiples acciones para definir mejor la subcuenca. En conjunto, todos estos nuevos fondos, nuevos proyectos y los compromisos adquiridos dieron lugar al inicio de la próxima fase del Consorcio.

FASE II: 1996 - 1998

La segunda fase de la evolución del Consorcio fue caracterizada por la expansión y profundización de las investigaciones y diagnósticos sobre la subcuenca, la ampliación de la participación institucional, las colaboraciones entre proyectos para conseguir mayores productos y efectos, y, al final de la fase, una evaluación participativa del progreso y proyección al futuro. Al inicio, durante la implementación de los nuevos proyectos, hubo una cierta "retrenchment" o refugio interno institucional. Esto es lógico, considerando a todas las acciones necesarios para instalar un nuevo proyecto (definir cronogramas y hitos, contratar nueva personal, capacitación de colaboradores directos, definir procesos administrativos, etc.) Sin embargo, el Consorcio mantuvo contacto entre sus miembros, a través de reuniones cara a cara, y un creciente uso del correo electrónico. Este último tuvo un impacto muy importante en el Consorcio. No solo facilitó la comunicación entre los miembros, sino abrió una gama de oportunidades de conexiones y colaboraciones hacia el exterior. En otro espacio será necesario hacer el debido análisis completo del impacto del e-mail y internet sobre el desarrollo del Consorcio, pero mientras tanto, es importante señalar que fue tremendamente positivo en mejorar e ampliar la comunicación e intercambio.

El espacio de intercambio del Consorcio empezó a cambiar. Antes, hablábamos de lo que debíamos hacer, o lo que no estabámos haciendo. Discutíamos si necesitábamos convenios de colaboración formal para poder trabajar juntos. Ahora, ya era diferente. Venimos al Consorcio a presentar ideas y planes para actividades concretas. Discutimos procedimientos y explotábamos la sabiduría y crítica constructiva de nuestro grupo de colegas. Algo muy importante fue que descubrimos ejes en común donde podríamos colaborar, cada uno o una desde su proyecto específico. En vez de tener 5 participantes en algo, podíamos conseguir 10 al contribuir fondos de diferentes proyectos. Vimos en la práctica, que no necesitábamos convenios para colaborar. Empezamos a apropiarnos colectivamente de nuestros conocimientos individuales y ampliamos nuestros discursos con los contextos y términos novedosos de distintos y diversos investigaciones.

En cuanto al páramo, hubo un avance importante en abrir nuestros ojos para conocer el "elefante". El Proyecto CARCHIPOP trajo los investigadores de EcoCiencia al Consorcio, y ellos trajeron al grupo la perspectiva ecológica, y, sobretodo, el conocimiento y experiencia geográfica y del páramo. Coincidente con la entrada de EcoCiencia, varios miembros del Consorcio habían concertado un interés en desarrollar un sistema geográfico digital de la subcuenca, como una herramienta para el análisis y planificación de otras actividades. Ninguna institución tenía suficientes fondos para construir su propio GIS, entonces se acordaron en crear un fondo común para contratar el servicio de EcoCiencia para construir el sistema que podría servir a todos los interesados/as de la subcuenca. CARCHIPOP financió la base de la colaboración de EcoCiencia en la subcuenca y cada institución puso entre $ 1,000-3,000 para cubrir los costos de comprar el imagen satelitaria y digitar los mapas topográficos a escala de 1:25,000. Al final de 1996, tuvimos los primeros mapas de la subcuenca, demostrando visualmente los tipos de páramos en la zona, las relaciones entre los páramos y el funcionamiento de la subcuenca, y los múltiples patrones de uso de tierra (Medina et al, 1998). El GIS del Consorcio sirvió para la planificación de otros estudios sobre el páramo. Por ejemplo, EcoCiencia (por medio de CARCHIPOP) hizo un estudio comparativo de calidad de páramo bajo tres diferentes regímenes de quemas, lo cual fue la primera llamada de atención a la necesidad de implementar procesos de manejo comunitario de los páramos de la subcuenca (Suarez y Medina, 1998).

Otro ejemplo muy importante del aspecto colaborativo del Consorcio fue la construcción de la línea base de la subcuenca por medio de una encuesta formal (DyA 1998). Esta actividad estaba incluido en los componentes del Proyecto CARCHIPOP, y fue una responsabilidad de FLACSO con la Universidad de Pittsburg. Sin embargo, se utilizó el espacio del Consorcio para planificar como diseñar la muestra, como organizarlo logísticamente, y que debe incluir en el instrumento. Hubo mucho debate en el Consorcio sobre la validez y necesidad de hacer una encuesta base. Al analizar los pros y contras, decidimos que con el aporte de todos, los datos podrían conformar una base de uso común, y por ende, no deberíamos embarcar en otros esfuerzo similar, sino utilizar esta base de datos en futuros proyectos. El boleto de encuesta fue analizado en el Consorcio y hubo aportes fundamentales de muchos de los socios: el CIP y INIAP con las secciones sobre producción de papa y el uso de los pesticidas, IWMI con las preguntas sobre el uso y manejo de agua de riego, y EcoCiencia con la sección sobre el uso y conocimiento de recursos naturales, la cual incluye aspectos directos sobre el conocimiento y uso del páramo. El equipo del proyecto MANRECUR I decidió no hacer una encuesta similar que tenían planificado y en cambio, unieron esfuerzos con FLACSO y Pittsburg para elaborar una sección detallada sobre los sistemas de producción, puso fondos para la logística de la encuesta, y añadió dos encuestadores al equipo de campo (8 en total; 4 hombres y 4 mujeres).

La encuesta arrancó en mayo de 1997, terminó el trabajo de campo en julio, y al final del año, el Consorcio ya tenía una base de datos organizado para utilizar. Desde esta fecha, mucho socios, estudiantes, y otros nuevos interesados en la subcuenca han utilizado la base de datos para complementar sus investigaciones, analizar oportunidades de acciones de desarrollo y para consultar en la formulación de nuevos proyectos.

En adición al SIG y la base de datos, también hubo otros esfuerzos que ampliaban el conocimiento sobre el páramo. CARCHIPOP organizó un estudio de caso etnográfico sobre el barrio más antiguo de la Comuna La Libertad, San Isidro, el cual es una comunidad con tierras e actividades directamente en el páramo dentro y fuera de la reserva. El estudio documentó, con muchos ejemplos las complejas relaciones de género al respecto del uso y conocimiento del páramo (Vallejo 1997). También, por medio de un curso de especialización de FLACSO y la Universidad de Florida, al final de 1996, se hizo un trabajo de campo con los participantes en Carchi que produjo una serie de transectos socioambientales desde el páramo hasta las zonas de fincas y viviendas en La Libertad, en la zona alta de la subcuenca. Estos abrieron los ojos a la compleja biodiversidad de la zona paramera, y la falta de iniciativas para protegerla. También, un equipo de los estudiantes, siguiendo el modelo del estudio de San Isidro, hizo un estudio similar en la pequeña comunidad de Mortiñal, que en contraste con San Isidro, que es comuna, es una comunidad de ex-huasipungueros quienes tienen distintos relaciones históricas con el páramo.

Otro hecho importante en esta fase fue el cambio de sede del Consorcio desde el Centro Agrícola de Espejo a una oficina del municipio de Espejo. El alcalde en este tiempo demostró mucho interés en el Consorcio y a más de la estructura, empezó a participar directamente en las reuniones y decisiones del Consorcio. Con su ejemplo, socios del Consorcio hicieron esfuerzos para traer a los otros dos alcaldes de la subcuenca, de Bolívar y Mira a las reuniones. Hubo más éxito con el primero de que con el último, aún hasta el presente. Sin embargo, la participación activa del municipio de Espejo fue otro ingrediente que influenció el énfasis en los páramos de la subcuenca, los cuales están totalmente en este municipio.

También en 1997, se cambió el liderazgo local del Consorcio y un agrónomo del proyecto MANRECUR I asumió la tarea, a tiempo parcial, con la dirección del líder del proyecto. El agrónomo, con experiencias previas en extensión agrícola en la subcuenca, y logró atraer nuevos grupos, con intereses más en desarrollo, al Consorcio. Estas personas, al cambio de los investigadores, expresaron un fuerte interés en participar en el Consorcio, pero para poder hacerlo, necesitaban contar con eventos más formalizados y regulares. La mayoría de los demás socios acorda-ron, y a partir del segundo semestre de 1997, el Consorcio fijó el primer viernes del mes como día de reunión permanente. Esto permitió que algunos de los socios pudieron poner esta fecha en sus planes men-suales y tener los debidos permisos institucionales para asistir. Con la regularidad de las reuniones, se empezó a formalizar las agendas de las reuniones, enviados con anticipación a cada miembro, con presentaciones más formales, y con una ayuda memoria después de cada reunión. El e-mail ayudó bastante con la logística de comunicación. Se empezó a monitorear la participación en las reuniones, lo cual hoy ha convertido en un sistema permanente para saber quienes participan (hombre y mujeres), de donde, y los temas de discusión en cada reunión.

Es importante notar que uno de los potenciales participantes en esta fase, con mayor interés en el páramo, fue el ex INEFAN, ahora Ministerio del Ambiente. Con oficinas al lado del municipio, tenían muy poca distancia física para asistir, pero mucha distancia institucional. Lo que ayudó a romper la barrera fueron los resultados de los estudios de EcoCiencia, y en 1997, los líderes del equipo del Ministerio empezaron a participar en el Consorcio. Esta participación fue clave para ampliar la atención y considerar acciones concretas en relación al manejo del pá-ramo.

El Consorcio empezó en 1997 la organización de una colección bibliográfica sobre la subcuenca, disponible en la oficina en El Ángel y también en FUNDAGRO en Quito. Desde entonces, el Consorcio ha hecho un esfuerzo de mantener copias de todo los informes y documentos producidos sobre la subcuenca. Este esfuerzo sigue en pie y el Consorcio tiene una admirable bibliografía abierta a la consulta local y nacional. Esto ha sido importante, junto con la existencia del GIS y la base de datos, en atraer nuevas investigadores e instituciones a participar en el Consorcio y dirigir sus actividades hacia la subcuenca.

El año 1998 fue un tiempo de transición del Consorcio. Se culminó el proyecto CARCHIPOP y el proyecto MANRECUR entraba en sus últimos actividades. Otros socios también iban terminando actividades. Se sintieron en general, una necesidad de tomar el pulso del Consorcio, determinar hasta donde habíamos llegado, y hacia adonde queríamos ir. MANRECUR I organizó dos talleres con esta finalidad, involucrando actuales y posibles donantes, "personas recurso" de otros ámbitos de investigación nacional, y líderes de CONDESAN. El primer fue un pequeño taller, involucrando las personas más íntimamente relacionadas con la investigación en la cuenca, en Marzo. Como resultado, se decidieron organizar un taller, en mayo, de evaluación y planificación con todos los y las personas quienes venían participando regularmente en el Consorcio. La participación en el taller fue excelente y se logró traer a personas de los tres municipios, incluyendo los dos alcaldes de Espejo y Bolívar, y también las personas claves del Ministerio del Ambiente. Las interacciones entre ellos y los participantes de EcoCiencia resultaron en señalar en los planes de acciones futuras, la necesidad de ampliar el conocimiento local sobre el páramo y la reserva a través de la educación ambiental, la necesidad de profundizar las investigaciones sobre la funcionalidad del páramo, sobretodo en relación con la disponibilidad de agua, y de concentrar atención hacia los conflictos socioambientales (en particular con relación a los limites de la reserva).

Los resultados del taller influenciaron y ofrecieron "un norte" para la elaboración de nuevos proyectos para el Consorcio. Representantes del CIID participaron en el taller y expresaron su interés en seguir con una segunda fase de MANRECUR, pero con cambios hacia las necesidades expresados en el taller. Se conformó un equipo interinstitucional para diseñar el proyecto (FLACSO, FUNDAGRO, CIP, MAG, FEPP y AME) e incluir elementos relacionados a la gestión de la cuenca y el Consorcio, la investigación ecorregional con énfasis en políticas, el manejo de conflictos, la investigación participativa en agroecosistemas y mercadeo, y apoyo a los gobiernos locales en cuanto a su accionar ambiental. El diseño del proyecto fue aprobado por CIID para arrancar en enero 1999. Al mismo tiempo, CIP y INIAP ampliaron sus intereses en los efectos del uso de pesticidas en la producción de papas, con un nuevo proyecto, financiado al final de 1998 también por CIID. FUNDAGRO, MAG y FEPP colaboraron en organizar el nuevo proyecto de apoyo a queserías del norte, con financiamiento y asistencia técnica Belga, lo cual incluyó apoyo directo a una quesería en La Libertad, que había sido apoyado por FUNDAGRO. Por otro lado, EcoCiencia, junto con la Universidad de Amsterdam y el Instituto de Montaña de Perú colaboraron en diseñar el Proyecto Páramo, a ser financiado por el gobierno de Holanda. Varias personas del Consorcio participaron en talleres de análisis sobre los páramos, liderados por EcoCiencia, para definir los ejes y componentes del nuevo proyecto.

Entre los temas discutidos en el taller de mayo, y continuados en discusiones posteriores era la necesidad de darle un giro fundamental al Consorcio, y cambiarle de una agrupación dominado en casi 80% por investigadores a ser una entidad de participación ciudadana local a favor del desarrollo y manejo de la subcuenca. Esto implicaba un esfuerzo de fortalecer a los gobiernos locales en entender su rol rural, y no solo de construcciones urbanas. También implicó la necesidad de extender lazos de interés dentro de los grupos sociales de la subcuenca. Este último fue considerado difícil, dado la característica muy general de la sub-uenca de ser especialmente débil en la organización social.

Es interesante notar que a pesar de los cierres de los proyectos claves de apoyo del Consorcio durante 1998, no se detuvieron las actividades colaborativas en la subcuenca y el Consorcio hizo sus reuniones cada primer viernes del mes. Las instituciones comprometidos al Consorcio continuaban su apoyo y buscaron nuevos fondos para ampliar sus acciones. En un contexto de reducción de fondos disponibles, se aumentaron las colaboraciones para compartir gastos y logística. Se solidificaron los lazos en preparación al nuevo fase.

Fase III: 1999 - presente


La tercera fase del Consorcio empieza con el arranque de la segunda fase del Proyecto MANRECUR y la contratación de una facilitadora profesional para liderar el Consorcio y las actividades locales del MANRECUR. En febrero se convocó a un gran grupo de personas e instituciones, tanto los viejos socios como nuevos interesados a una reunión de planificación del Consorcio. Se logró estimular por primera vez, un mayor número de participantes locales de que de fuera y se planificó una agenda de temas para todas las reuniones del Consorcio del año. También, se formó grupos de interés entre los y las participantes para estimular y coordinar esfuerzos fuera del ámbito formal de las reuniones mensuales. Esto fue clave para el enfoque sobre páramos porque uno de los grupos organizados, liderados por EcoCiencia y el Proyecto Páramo, fue el grupo de trabajo sobre páramos y recursos naturales de la sub-cuenca. Los otros tres grupos están enfocados sobre proyectos productivos, educación ambiental, y el manejo colaborativo de conflictos socio-ambientales.

Los grupos de trabajo han organizado sus propios agendas de acción, combinando esfuerzos de distintos proyectos, y utilizan las reuniones mensuales del Consorcio para informar sobre sus logros y estimular nuevas actividades.

El Consocio dedicó tiempo en la reunión de planificación para considerar la opción de legalizarse. Este tema había sido debatido de manera informal desde unos seis meses, pero en el taller de planificación, se contrató una consultoría para presentar un análisis de los pros y contras y las varias vías posibles de legalizar. Sin embargo, la decisión de la mayoría fue no legalizar, por lo menos, no todavía, pero si formalizar el Consorcio. Como parte de esto, se creyó un logotipo (una suerte de identidad) para el Consorcio, se oficializó más las acciones desde los municipios, y se implementó un boletín mensual sobre las reuniones del Consorcio y otras acciones de los grupos de trabajo.

Durante 1999 y 2000 el Consorcio Carchi organizó once reuniones de su mesa de concertación cada año, faltando solo en enero debido a los disturbios políticos nacionales que suelen ocurrir en este mes. Se va a lograr 10 reuniones en 2001. Se estableció una tradición de iniciar cada nuevo año con una reunión de evaluación y planificación donde se construye un cronograma con los temas para las reuniones mensuales, alternando entre temas agrícolas y ambientales, combinados con temáticas pertinentes al gobierno local y relaciones internacionales. La participación en las reuniones ha mantenido un promedio de 60 personas, con un récord de 120 personas en Octubre 2000 con la discusión sobre el Plan Colombia. Se ha mantenido una participación constante de unas 20 a 25 organizaciones y una participación creciente de representantes de las juntas parroquiales elegidas por primera vez en agosto 2000, y con un creciente número de representantes de asociaciones campesinas y comunidades locales.

Como ejemplo de los temas tratados anualmente, a continuación, se presenta el listado de las fechas y temas de cada reunión mensual del año 2000.

4 febrero: Evaluación y Planificación Anual
3 marzo: Resultados de las Investigaciones sobre el Agua de la Sub-cuenca
7 abril: Modelos de Empresas Agropecuarias exitosas
5 mayo: Ejemplos de Manejo de Cuencas
2 junio: Manejo Integrado de Plagas
7 julio: Gestión Local
4 agosto: Comercialización Justa
1 septiembre: Ética y Descentralización
6 octubre: Plan Colombia y su Impacto en la Cuenca
10 noviembre: La Agroempresa Rural: REDAR y FOMRENA (II-CA/GTZ)
8 diciembre: Voces de la Subcuenca y la celebración del fin del año

Se preparó una memoria de cada reunión de la mesa de concertación en forma de boletín, el cual fue distribuido en las reuniones siguientes o enviadas a través del correo electrónico. Ahora todos los boletines están disponibles en la página web de CONDESAN y representan una sistematización continua de las acciones y resultados del Consorcio Carchi.

A manera de evaluación, hemos logrado consolidar el espacio del Consorcio. Hemos respondido a la demanda de información pertinente al desarrollo productivo de la cuenca y al deseo de profundizar en los temas ambientales. Se ha logrado abrir un dialogo con los gobiernos locales y la sociedad civil, y se ha logrado una mayor participación de los líderes electos, sobre todo del municipio de Espejo.

Se ha visto un incremento significante en la participación de mujeres en las reuniones del Consorcio, sobre todo en cuanto a mujeres de asociaciones comunitarias. Se ha incrementado la participación de instituciones de la provincia. Se espera que se pueda seguir con este camino positivo mientras que busquemos las vías apropiadas para lograr la sostenibilidad del Consorcio y disminuir la dependencia a MANRECUR en 2002 para la facilitación del Consorcio.

En cuanto a páramos, la fase actual ha dado un giro importante. En vez de concentrar las acciones en investigaciones científicas, se ha iniciado un proceso piloto de plan de manejo comunitario de los páramos de la Comuna La Libertad. Vale la pena hacer un breve resumen de cómo se logro este paso y los resultados hasta la fecha.



LA PROMOCIÓN DE UN PLAN DE MANEJO COMUNITARIO DEL PÁRAMO


Una actividad dentro del componente de apoyo para la gestión de la cuenca del Proyecto MANRECUR II que no fue planificada desde el inicio del Proyecto, pero actualmente está considerada como una de las más importantes se trata de la promoción y facilitación de planes locales de manejo de recursos naturales. El primero de estos es el Plan de Manejo Comunitario de la Comuna La Libertad. La iniciativa tiene sus raíces en la colaboración previa entre el Proyecto CARCHIPOP, investigadores holandeses en Ecuador de la Universidad de Amsterdam con intereses en el páramo, e investigadores de EcoCiencia, quienes habían hecho el estudio inicial sobre calidad de páramo en la cuenca. Con el nuevo Proyecto Páramo de la Universidad de Amsterdam, EcoCiencia y el Instituto de Montaña en Perú se promueven la construcción de planes de manejo de páramo. El Proyecto Páramo firmó un convenio con MANRECUR en Octubre 1999 para colaborar en el desarrollo de un plan de manejo de páramo, en forma piloto en la cuenca. La Comuna de la Libertad, con más de 5,000 ha, más de la mitad de lo cual dentro de la Reserva Ecológica El Ángel, indicó interés en formular su plan y representó el tipo de caso que buscaba el Proyecto Páramo.

El Proyecto Páramo apoya a MANRECUR con un pequeño fondo para la asistencia técnica requerida por la Comuna en la elaboración del Plan. Durante 2000 se concluyó el diagnostico del territorio de la Comuna, se conformó y capacitó un equipo técnico comunitario (ETC) que representa a los seis barrios de la Comuna. El ETC colabora con MANRECUR en la elaboración del plan y se encarga de las comunicaciones entre los barrios de la Comuna y el avance del Proyecto. Con el apoyo del Proyecto Páramo, MANRECUR contrató un técnico especializado en el manejo de recursos naturales y ha podido añadir una persona al equipo local como promotora de campo para el Plan. Se empleó el SIG del Consorcio para elaborar los mapas técnicos sobre el área a ser incluido en el Plan. Durante los últimos meses de 2000 y el inicio de 2001 se concentró en la elaboración de los mapas requeridos para el plan (mapa básico, mapa de percepciones, mapa de uso actual y mapa de uso potencial o zonificación) y un mapa fisiotópico para poder identificar sitios de conflictos de usos (usos no adecuados) en el territorio. Actualmente (agosto 2001) se ha terminado los mapas y juntos con el ETC y la dirigencia de la Comuna, se ha elaborado el borrador del Plan. El próximo paso es la socialización amplia del plan, entre los más de 2,500 habitantes del territorio de la Comuna durante septiembre y octubre. Se va a presentar el plan formalmente el 5 de Octubre 2001 en una reunión del Consorcio dedicado a los páramos. Un logro importante del proceso del plan ha sido de estrechar las relaciones entre el Ministerio y el Consorcio, y de llegar a proponer un primer convenio de colaboración entre el Ministerio y la Comuna a favor a un manejo colaborativos del espacio compartido de la reserva.

Una parte importante de la metodología de planificación para el manejo del páramo, promovido por el Proyecto Páramo es la promoción de la formación de comités locales para investigación en páramos o COLIPAS. El concepto está basado en la experiencia Colombiana de formar CIALes o comités de investigación agrícola locales pero el cambio importante es la orientación hacia el manejo experimental de un recurso natural. Se han formado dos COLIPAS en la Comuna. Uno está enfocado en el manejo del recurso agua en el páramo y la reforestación con especies nativas para la protección de las laderas y los cursos naturales de aguas y las acequias. La otra es más parecida a un CIAL porque se enfoca sobre alternativos para reducir el uso del páramo. En este caso la COLIPA está explorando el uso de microtúneles de plástico reciclado y pequeños invernaderos para la producción intensiva y rápida de hortalizas, tanto para el consumo familiar como para el mercado. Se formó inicialmente otro COLIPA de mujeres para estudiar el problema del lindero entre la comuna y la Reserva Ecológica El Ángel. Sin embargo, la mayoría de las mujeres inicialmente involucradas no tenían tierras afectadas por el lindero, y dejaron de participar. En cambio, el tema determinado por las mujeres fue considerado de tanta importancia para la Comuna, que el ETC lo ha tomado como un eje central de estudio y planificación. La falta de pruebas claras sobre una identidad cultural de la Comuna y la falta de claridad de los linderos de la Comuna provocaron el arranque de un estudio especifico sobre la historia de la comuna por el equipo MANRECUR. Actualmente el ETC está motivando la formación de COLIPAS y CIALes sobre otros temas dentro de los barrios de la comuna.

La capacitación iniciada en los barrios es parte de una estrategia de género de MANRECUR, la cual fue formulado luego de consultar con diversos grupos, especialmente de mujeres, sobre los temas de su interés y que fueron complementados con mensajes estratégicos que motivan a su participación activa en el Plan.

Como primer producto de la capacitación al ETC se diseñó un perfil para un proyecto de ecoturismo comunitario que fue presentado al Consejo Provincial y al Municipio de Espejo para buscar financiamiento. Creemos que existen buenas perspectivas para su financiamiento y de lograrlo esto va a estimular tanto el ETC como a los mismos barrios para seguir colaborando con el Plan de Manejo. Cabe mencionar que el ETC está compuesto de mujeres y hombres lideres de sus barrios y que ellos están preocupados por integrar a sus familias y compañeros y compañeras al trabajo que están realizando. El ETC está explorando las vías legales apropiadas para constituirse en el brazo técnico de la comuna, y poder ejecutar proyectos directamente a favor de la comuna. Es importante notar que el trabajo de capacitación y planificación con el ETC ha tenido réditos también en la nueva junta parroquial de la Parroquia La Libertad (que incluye todo el territorio ancestral de la Comuna), donde tres miembros del ETC ahora son también miembros de la junta. Tienen el propósito de ampliar la metodología aprendida desde MANRECUR y el Proyecto Páramo hacia otros espacios de desarrollo de La Libertad.

Cabe mencionar también que la propuesta de formar el ETC responde a una reflexión y análisis de género por parte del equipo MANRECUR. Vimos que al hacer todas las reuniones en la casa comunal de la Comuna, se hacía difícil para muchas mujeres asistir por la distancia de sus barrios. La formación y capacitación al ETC para que ellos puedan informar, capacitar e involucrar a otras personas de los barrios dio como resultado un aumento de la participación de las mujeres en las reuniones.

Con el Plan de Manejo Comunitario, el Consorcio ha sido el foro para reportar el progreso, considerar acciones complementarios, y ahora pronto, el foro de socialización y aprobación formal del Plan. Se ha dado un giro importante hacia la acción sobre los páramos, pero cabe reflexionar sobre la importancia de la investigación previa sobre páramos que ha guiado el accionar de una manera crítica, participativa y con mayor inteligencia.

La experiencia del proceso del plan de manejo ha tenido un impacto importante en el Consorcio. Ha estimulado otros grupos con territorios parameras a acercarse al Consorcio para ver si pueden obtener ayuda en arrancar procesos similares. Para el Proyecto MANRECUR, ha sido un modelo para estimular los procesos de planificación participativa dentro de las juntas parroquiales de la subcuenca. También, ha servido de lección de cómo proceder a fortalecer las capacidades organizativas sociales dentro de la subcuenca. No todo ha sido exitoso con el proceso del Plan, sin embargo, ha sido un espacio de reflexión creativa para mejorar los procedimientos y herramientas para otros espacios similares.

El año 2001 es otro tiempo de transición para el Consorcio. Los y las participantes locales están empezando a hablar de formar una asociación de la subcuenca. Podrá convertirse en la institución líder del Consorcio en el futuro. Los proyectos creados en 1998 han llegado al final de sus ciclos y los equipos están considerando como seguir con sus actividades en la zona y cuales deben ser los nuevos caminos. El equipo de MANRECUR ha empezado un diálogo con su donante para negociar una tercera fase, esta vez con un componente explícita para fomentar los procesos de planificación local de las áreas parameras. CIP, Proyecto Páramo y MANRECUR han colaborado, por una última vez en esta fase en tratar de sintetizar las experiencias tan variadas de la subcuenca y el Consorcio para poder socializarlas y encaminarlas a decidores de políticas e acciones a escalas mayores. Con el apoyo técnico de la Universidad de British Colombia, han utilizado TOOLBOOK, una herramienta digital para producir un CD sobre la subcuenca, el cual está dando muy buenos resultados en poder comunicar hacia fuera las dimensiones tan complejas y diversas de la subcuenca del Río El Ángel y su Consorcio. El enfoque tan claro y crítico de los páramos en el CD es una muestra clara de los logros importantes en reconocer la importancia de esta sistema compleja para la funcionalidad de toda la subcuenca y su pobla-ción.



RESUMEN DE LOS RESULTADOS CONCRETOS SOBRE LOS PÁRAMOS Y EL CONSORCIO CARCHI


Como se dijo al inicio de esta reflexión, la intención en crear el Consorcio no fue directamente relacionado con una preocupación sobre los páramos. Sin embargo, el espacio del Consorcio ha sido comprobado como un espacio muy efectivo para aprender sobre los páramos en general, y la zona paramera de la subcuenca en particular. Hoy, en los discursos formales e informales entre los y las participantes en el Consorcio se escucha claramente un entendimiento sobre la importancia de los páramos y su rol crítico en regular, almacenar y proveer el agua para toda la población de la subcuenca. Desde políticos hasta los y las productores en las zonas más abajo, se escucha un mensaje claro sobre la necesidad de proteger, planificar, y usar con cuidado. A la vez, debido a la acción colectiva del Consorcio y el interés desde afuera que se ha creado, existe mucho mayor conocimiento sobre los páramos de El Ángel y sus particularidades en otros espacios de análisis e acción nacional.

Con el Consorcio, y las acciones de los proyectos que abarca, se ha logrado conectar, de manera muy crítica, los usuarios de agua de las zonas bajas de la subcuenca con las poblaciones que viven y trabajan directamente en los páramos. Se han empezado a tender puentes de entendimiento de los problemas de ambos y los conflictos que les han separado históricamente. Hay claras evidencias de mejoras en las comunicaciones, las preocupaciones comunes y los paso iniciales a negociar alternativas para las soluciones. El conocimiento sobre el páramo y los sistemas de agua han sido fundamentales para lograr estos pasos prometedores.

Finalmente, hay que reconocer que el Plan de Manejo Comunitario de la Libertad, con su apoyo mancomunado entre Proyecto Páramo y MANRECUR ha abierto muchos ojos locales hacia los páramos y la necesitad de planificar e implementar acciones para asegurar su mantenimiento y uso a largo plazo. Esto es el logro más importante con respeto a los páramos que ha conseguido el Consorcio.



CARACTERÍSTICAS DE ÉXITO DEL CONSORCIO CARCHI


De manera de conclusión, esta reflexión sobre la historia de la creación del Consorcio Carchi nos lleva a identificar algunas características que parecen ser importantes para el éxito experimentado hasta el presente.

Ser formal pero no legal

Muchas agrupaciones dedican considerable tiempo a crear la estructura para su funcionamiento antes de empezar a trabajar y producir resulta-dos. Esto puede ser necesario bajo ciertas circunstancias. Sin embargo, parece que el Consorcio ha ido construyendo su estructura de acuerdo a las necesidades de las y los participantes a través del tiempo. No ha sido necesario tener una estructura legal para ser funcional. En cambio, lo que si fue necesario era la formalización de los procesos, incluyendo las reuniones regulares y la producción de la memoria colectiva en el bole-tín. Establecer y mantener, siempre, casi sin falta, el espacio mensual del Consorcio ha sido fundamental en su crecimiento y fortalecimiento. El mecanismo de una mesa de concertación, para negociar alianzas, colabo-raciones y estrategias de acción colectiva ha sido muy eficiente e efecti-vo. El hecho de que todos y todas quienes participan tienen voz sobre los temas a tratarse ha promovido un crecimiento en la participación, lo cual podría haber sido restringido con una estructura de participación estric-tamente por representación formal.

No manejar fondos

El Consorcio, como no es legal, no maneja fondos. No hay un proyecto macro que financia a todos. En cambio, los proyectos traer sus activida-des financiadas a la mesa y negocian ampliaciones y complementarieda-des. El no tener que manejar fondos ha eliminado una de las principales fuentes de desacuerdos que pueden ocurrir en tales organizaciones.

Horizontalidad

Reflejado en la estructura del Consorcio es el principio de la horizontalidad, o sea, de que todos tienen voz y posibilidad de participación. No hay presidente ni directiva, solo personas quienes facilitan los procesos. Dentro del Consorcio se trata de evitar el uso de títulos y grados, reconociendo de esta manera que los saberes de todos tienen valor.

Sistematización y monitoreo permanente

Aunque el Consorcio rechazó la legalización, la formalidad y regularidad han sido necesarias y requeridas. Como parte de esto es la sistematización permanente, a través del boletín sobre cada reunión, y el monitoreo permanente sobre la participación. No hemos tratado de sistematizar todo, ni tampoco operar un monitoreo complejo. Hemos sido consistentes con unos pocos indicadores que permiten mirar como nos vamos sin hundirnos en montañas de datos sin análisis.

Evaluación y planificación anual

La institucionalización de un momento anual para tomar el pulso, analizar colectivamente como nos vamos y planificar, de manera muy sencilla que queremos hacer cada año ha mejorado el flujo y función del Consorcio. Ha sido un instrumento para promover que todas y todos los par-ticipantes pueden sentir incluidos en el manejo del Consorcio, y responsables de sus resultados. El creciente participación de otras personas en la organización de cada reunión del Consorcio ha ayudado en ampliar este sentido de ser dueños y dueñas del Consorcio.

Facilitación profesional

El Consorcio, desde sus primeros pasos, ha tenido una persona reconocida como coordinador o facilitador. Esta persona ha sido el punto de contacto de la red que es el Consorcio, y ha tenido la responsabilidad delegada de convocarnos y guiarnos en nuestras direcciones. A partir de 1999, hemos tenido fondos del proyecto MANRECUR dedicados a pagar parte del sueldo de la persona facilitadora del Consorcio porque reconocemos que esto es una tarea profesional, que requiere destrezas explícitas y tiempo. No puede ser una tarea simplemente adicional o extra a la vida profesional de algún interesado. Sin embargo, reconocemos que existen pocos donantes quienes reconocen esta tarea como parte concreto de las funciones profesionales.

Grupo central con visión y compromisos a largo plazo

Finalmente, reconocemos que el Consorcio ha tenido, desde su inicio, un grupo central, en su corazón, que ha tenido una visión común sobre la conservación de los recursos naturales y el desarrollo local de la subcuenca. Este grupo ha tenido un compromiso a largo plazo a favor a la subcuenca y su futuro, aunque varios de ellos no viven en la subcuenca. Ellos y ellas han hecho realidad sus sueños de acción a través de múltiples proyectos, demostrando su interés en invertir el tiempo necesario para lograr los resultados deseados. Existen lazos profesionales y personales entre ellos, los cuales se fortalecen con cada inversión en las transacciones para lograr acciones colectivas. Pensamos que esta mística sobre el Consorcio ha infectado a una masa crítica de participantes, suficientemente grande para garantizar su supervivencia hacia el futuro.



BIBLIOGRAFÍA


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